La muerte llega por sorpresa. Y con ella, el duelo: un inmenso pájaro negro que se instala en la casa. El Cuervo cuidará a los niños que se han quedado sin madre y al marido que se ha quedado sin esposa. Hasta que ya no le necesiten. El Cuervo es una más de las voces del libro. Sus recuerdos, sus juegos y sus canciones se mezclan con los de los niños y los del padre para que sus heridas vayan sanando a la sombra de unas alas extendidas.
Prólogo de Jesús Carrasco.