Diez noches, diez relatos; Soseki deja su puerta entreabierta para que lo veamos soñar.
Al soñar accedemos a una nueva visión de nuestra historia, inalterada por los dictados de la conciencia: aparecen diluidas las exigencias de la razón y toman la palabra, sin orden ni concierto, los deseos, los temores, la memoria… En este relato, Soseki se interna en el territorio de lo onírico trasladando al papel la materia de sus sueños, y cuanto esta nos revela sobre su vida y la realidad de su tiempo.