«¡Qué difícil es acariciar las plumas de un ángel!
Por muy cerca que esté, rehúye el roce;
Por miedo a que lo atrapes,
Da vueltas, regresa - su aleteo inaudible,
Es el único sonido que puede producir.
Ellos, los ángeles, no saben hablar,
No son adecuadas las palabras
Para su expresión,
Su mensaje mudo es la presencia.
Suelen acercarse
Para envolverte con su aura,
Pero enseguida se alejan, atemorizados por la intimidad,
Protectores, pero no familiares,
Dejan siempre una distancia por la que
Mis palabras se arrastran para alcanzarlos,
Sin saber si no son demasiado débiles para llegar a su oído.
¡El handicap de la fe!:
No saber si te están escuchando, ni si escuchas.
De todos los sentidos sólo queda el sueño táctil
De acariciar, sin asustarlo, las plumas de un ángel...»
Ana Blandiana (n. 1942), poetisa de excepción, es una figura legendaria de la literatura rumana, en la que ocupa un lugar comparable al de Anna Ajmátova o Vaclav Havel en las letras rusas o checas. Destacada opositora al régimen de Ceausescu, Blandiana forma parte del grupo de escritores que concibieron su vocación literaria como la de ser testigos de su tiempo y la literatura como una forma de resistencia moral.
Autora de catorce libros de poesía, dos volúmenes de relatos fantásticos, nueve de ensayos y una novela, es la poetisa rumana actual más internacional y candidata al premio Nobel. De su obra se han traducido cincuenta y nueve libros a veinticuatro lenguas.
Después de 1989, Blandiana reorganizó el PEN Club rumano. Fundó y presidió la Alianza Cívica (1991-2001), una organización independiente que luchó por la democracia. Bajo la égida del Consejo de Europa, Ana Blandiana ha creado el "Memorial de las Víctimas del Comunismo y de la Resistencia" en Sighet.
Además de haber recibido numerosos galardones literarios, nacionales e internacionales, en 2009, Blandiana fue condecorada con la más alta distinción de la República Francesa, la Légion d?Honneur por su contribución a la cultura europea y su lucha contra la injusticia.
De naturaleza romántica, contemplativa y visionaria, su poesía aspira hacia un lirismo de las esencias y cultiva un tono sincero y espontáneo de inflexiones metafísicas. Su poética, basada en el sentimiento trágico de la existencia, se perfila como un arte que revela a la vez que esconde los significados de las cosas.