«Para las clases dominantes, la política es a menudo una cuestión estética: una manera de pensarse, uan manera de ver el mundo, de contruirse como individuos. Para nosotros, era una cuestión de vida o muerte.»
"Quién mató a mi padre" es la nueva obra de Édouard Louis, de la que se han vendido más de 10.000 ejemplares y que, potenciada por las movilizaciones de los «chalecos amarillos», ha generado una gran controversia, provocando la reacción mediática de la élite polítiva y de la crítica francesas y dando lugar a un gran debate en torno a las reformas sociales impuestas por el gobierno de Macron.
Después de "Para acabar con Eddy Bellegueule" e "Historia de la violencia", Édouard Louis repasa en "Quién mató a mi padre" la historia política de los últimos años a través de la historia del cuerpo de su padre, explorando las intersecciones de clase, género y sexualidad en la Francia contemporánea. Además de relatas su propias experiencias, Louis da voz a la forma en que la despiadada y cruda hehemonía de la masculinidad ha destruido esencialmente la vida de su padre, haciéndolo víctima tanto de la violencia que infligió como de la violencia estructural que soportó.
En la línea de sus anteriores novelas, el autor propone una historia de carácter autobiográfico: el libro arranca con la escena del retorno del hijo al hogar de su infancia, tras abandonar el ambiente riral. Allí, Édouard apenas reconoce a su padre, que, con el cuerpo deformado, está reducido a una silla de ruedas como consecuencia delas inhumanas condiciones de trabajo de una fábrica. A través de la evocación no cronológica de su recuerdos de niñez, Louis presenta las contradicciones de la relación con su padre con el fin de deconstruir las conexiones de violencia y dominación que impregnan el mundo rural y popular de su niñez.
Por otro lado, las escenas familiares se superponen con acusaciones políticas dirigidas personalmente a los responsables de las reformas que ocasionaron el deterioro físico de su padre: Valls. El Khomri, Hollande, Sarkozy o Macron. Una sucesión de fechas y anécdotas dan a esta breve obra el carácter de una íntima carta de reconciliación, una acusación directa y una confesión conmovedora: la del amor de un padre hacía su hijo, y viceversa.