Una fascinante y emotiva reflexión sobre el duelo y la ausencia.
Esta obra es el resultado del diálogo entre dos libros diferentes: uno que nace de las ruinas de otro; uno que se construye y otro que se descompone. Dos libros que conversan y crecen juntos, a veces hacia la pérdida y la desaparición.
La muerte de la madre de la autora irrumpe en la escritura del texto original, dedicado a algunos elementos del jardín, y comienza a hablar con sus ruinas, de entre las cuales pronto empieza a surgir una savia diferente. Es este un jardín que se borda, se escribe y se ilustra en la tierra, que se relaciona con los jarrones, los herbarios, las alfombras y la guerra; con algunas flores sanadoras que brotan de la literatura y el arte o con un perfume maravilloso y embriagador que también puede ser mortal.
La vida y la muerte de este enclave sitúan en primer término la realidad de una incesante metamorfosis e invitan a reflexionar sobre el duelo y la ausencia; sobre la pérdida que se abre paso en los intrincados laberintos de la memoria, entre las flores de un jardín que es también un cementerio.