Un gran acontecimiento editorial: por primera vez la edición integral de 13, Rue del Percebe. Las 342 páginas que Francisco Ibáñez realizó para su mítica serie.
En el ático vive un moroso de mucho cuidado que siempre se las ingenia para que sus acreedores las pasen canutas y un gato y un ratón que se han intercambiado papeles y es el ratón el que se las hace pasar canutas al gato.
En el tercer piso vive el caco más torpe del barrio, un especialista en robar cosas inútiles, y unos terribles niños gamberretes que traen por el camino de la amargura a su madre.
En el segundo, una anciana que siempre tiene problemas con sus animales de compañia y un sastre bastante desastroso (en las primeras entregas, el piso del sastre estaba habitado por un científico loco, con monstruo incluido, que luego abandonaría el edificio y durante algunas entregas vemos como la portera lo va enseñando a nuevos inquilinos potenciales).
En el primer piso vive un veterinario que está siempre en apuros con sus «clientes» animales y la dueña bastante rácana de una pensión muy particular. En la planta baja conviven un tendero bastante caradura y timador y la portera del edificio.
Y por último, tenemos el ascensor del edificio, fuente continua de anécdotas, y un pobre que vive en el agujero de alcantarilla que hay delante del edificio.