Uno podría creer que un buen escritor de canciones sabe perfectamente como escribir una buena historia. Pero, como suele ocurrir, la experiencia dicta lo contrario. Por eso, porque una cosa es una buena canción y otra muy distinta un buen relato, porque las aparentemente cercanas calles de la composición y la narrativa pertenecen en realidad a ciudades o barrios distintos, sorprenderá tanto a los lectores este feliz debut narrativo de Sergio Algora, compositor e intérprete de un buen puñado de canciones.
Bajo el título de A los hombres de buena voluntad, Algora demuestra conocer de sobra ambos barrios, que puede saltar de uno a otro sin ninguna dificultad, sin piruetas forzadas, ni salvoconducto alguno. Así, a través de estas historias de parejas felices y parejas a punto de lanzarse el microondas a la cabeza, de niños asustados e incomprendidos, de hombres y mujeres consternados buscando un lugar en el mundo, el libro recorre el complejo arco que va de un realismo feroz bombardeado constantemente por esquirlas surrealistas hasta la fábula cruel heredera de ese cuento maternal que nos llevaba a la cama de niños.