Antes que el gran narrador que todos conocemos, Bohumil Hrabal fue poeta, y es la poesía, con su fuerza verbal, su coraje imaginativo y su forma libérrima de ver el mundo, la protagonista de este volumen. Aquí, como en sus narraciones, hay humor y picaresca, descaro y desesperanza, amargura y vitalidad. Y también una visión feroz y luminosa de Praga y de sus gentes, que nunca dejaron de fascinarle.