Las cartas de un gran escritor cuentan la historia de una vida que
corre paralela a su obra. Las de Irène Némirovsky esbozan
primero el retrato de una joven apasionada que descubrió el
gozo de sus primeras aventuras y la alegría de estudiar en la
Sorbona. Luego van conformando una imagen más asertiva, el
de una mujer brillante, preocupada y decidida, que se convertiría
en la consumada novelista de
El baile y
David Golder. A partir de
1938, el tono se vuelve menos desenfadado, hasta julio de 1942,
cuando la correspondencia se interrumpe bruscamente tras la
trágica detención de Irène Némirovsky. Familiares, amigos,
editores y admiradores toman entonces la pluma, intentando
desesperadamente salvarla y mantener vivos sus textos.