A finales de 1964 se completaron las obras del puente de Verranzo-Narrows, que une Brooklyn y Staten Island, y que, medio siglo después, sigue considerándose un prodigio de la ingeniería.
Gay Talese, que siguió de cerca el levantamiento de este monumento al esfuerzo del hombre recogió en "El puente las historias humanas que se hallaban tras su construcción, desde el día a día de los obreros que trabajaban sobre vigas a alturas de vértigo hasta los acuerdos a puerta cerrada que desplazarían vecindarios enteros para dar cabida a la bestia.
Un relato fascinante de intrigas políticas y de coraje, y una demostración del talento de Talese como cronista y narrador de historias.