El Lugar Silencioso al que se refiere Peter Handke es el cuarto de baño. Medita sobre esos lugares, alejados de las masas y el ruido, de los que Handke ha descubierto a lo largo de su vida que tienen un carácter protector, además de animar a la reflexión, sin importar el lugar o continente en el que se hallen. Tras recordar la novela "Las estrellas miran hacia abajo", de A. J. Cronin, en la que un personaje busca siempre refugio en dichos cuartos, Handke nos habla del Lugar Silencioso de su infancia en el internado en el que estudió y en la granja familiar en Carintia, de una estación de trenes en la que pasó una noche, de un parque portugués, de un templo budista en Japón al igual que Tanizaki en "El elogio de la sombra"... Lugares de libertad y soledad, de encuentros imprevistos, donde uno puede escucharse a sí mismo, auscultarse, esconderse, divagar, imaginar, pensar, reflexionar, recordar, observar..., sentirse seguro, casi invulnerable, donde puede hacerse realidad el espíritu de la escritura.
En la línea de libros que le encumbraron, como "Ensayo sobre el cansancio" o "Ensayo sobre el jukebox", Peter Handke persigue en "El ensayo sobre el Lugar Silencioso" su exploración literaria de lo cotidiano, del recuerdo, la identidad, la ausencia, la propia presencia en una fecha y lugar determinado... Hace arte del hablar de algo de lo que todo el mundo se mofa en un texto tan sorprendente como seductor.