Le Clézio abre su caja negra para revelar lo que le impulsó a
escribir. De niño, las imágenes de los muros que los alemanes
levantaron en Niza, sobre el Mediterráneo, y de la guerra, el
hambre y las enfermedades dieron lugar a una singular
sensibilidad para captar lo que ocurría. Luego, a los diez años,
escribió su primera novela: la historia de un niño africano que
abandonaba Europa. Por entonces vivía en Nigeria, donde se
había reunido con el padre, quien le ayudó a descubrir un nuevo
continente y un nuevo destino. Conviviendo con niños africanos
entre una naturaleza rica y frágil, forjó su gusto por la libertad y
comenzó a dibujarse su relación única con el mundo, su mirada a
los desfavorecidos y su deseo de que la escritura se convierta en
acción. Una identidad nómada sobre la que el premio Nobel de
Literatura se sincera en estas páginas íntimas y esenciales.