Hay cosas que hieren el alma cuando la memoria las hace resurgir. Cada vez que pensamos en ellas, la garganta se anuda. Cuando las decimos, es incluso peor pues engendran poco a poco, si buscamos compartirlas con aquellos que las escuchan, que alzan la faz, que tienden su rostro, que atienden a lo que vamos a decir, una pena, o al menos, una vergüenza que las redobla. Hacen temblar un poco los labios. La voz se quiebra. Dejo de hablar. Pero entonces comienzo a escribir. Porque se puede escribir lo que uno ya no está en condición de decir. Se puede escribir incluso cuando se llora. Lo que no se puede hacer al escribir, cuando uno está escribiendo, es cantar.
PASCAL QUIGNARD nació en Verneuil-sur-Avre (Francia), en 1948. Vive en París. Especialmente conocidoen España por dos de sus novelas, que fueron llevadas a la pantalla: Todas las mañanas del mundo y El lector, otros títulos de su extensa obra han visto también la luz en nuestro país, como: Terraza en Roma, Las tablillas de boj, Vida secreta, El sexo y el espanto, La frontera, La lección de música, El nombre en la punta de la lengua o Georges de la Tour (Pre-Textos, 2010). A lo largo de su carrera literaria ha recibido numerosos premios como el Premio de la Crítica en 1980 y el Goncourt en 2002.