Prueba de lo azaroso del tránsito de la poesía entre las lenguas peninsulares más habladas es el hecho de que este Oscuro que el lector tiene en las manos sea el primer libro de poemas de Ana Luísa Amaral (Lisboa, 1956) traducido al castellano en España. Laguna que sorprende por partida doble. Primero, porque la trayectoria de Amaral es, hoy, una de las más consolidadas en el panorama lírico del país vecino, merecedora de los premios más renombrados y del reconocimiento general de la crítica y, lo que es más difícil, de los colegas de profesión (por encima de las banderías que en todo lugar separan a los poetas). Y, segundo, porque algunos de sus libros pueden desde hace tiempo ser leídos en otras lenguas en teoría más lejanas a la de Camões (francés, alemán, holandés o sueco), y aun en la nuestra, pero en ediciones publicadas al otro lado del Atlántico (en Colombia, Venezuela y pronto en México). Solo, pues, a la circunstancia de que la traducción de cualquier libro de poesía constituye un cúmulo más bien fortuito de casualidades y empeños, aun cuando las lenguas de origen y destino son tan cercanas, cabe atribuir el que la poesía de Amaral haya tenido que esperar un cuarto de siglo, el que separa su libro de debut, Minha Senhora de Quê (1990), del más reciente, E Todavia (2015), para ser leída en nuestro país.