Si veis a un hombre mayor haciendo preguntas indiscretas, que nadie se sorprenda. Su nombre es Philippe, y hace años era mestro de esgrima en Perpiñán. Ahora dedica su tiempo a una tarea obsesiva: quiere saber qué fue de Teresa Mendieta, una alumna muy hábil con el florete, pero torpe a la hora de gobernar sus sentimientos.
Philippe investiga, y poco a poco va entregando al lector un retrato peculiar del pasado de Teresa, una mujer hermosa y distante que vivía sola en un caserón cerca de la Costa Brava y en un armario escondía una caja de dulce de membrillo llena de cartas y recetas.
¿Dónde está ahora Teresa? Es fácil imaginarla desnudándose despacio delante de un hombre cualquiera, releyendo esas viejas cartas o recordando las locuras de Ángela, su madre, pero la casa está vacía y la búsqueda continúa: hay un nudo oascuro que aprieta, un ansia sin dueño que nos ronda, y solo el talento de Marian Izaguirre va a llevarnos hasta el punto final.