«Cada cual que haga lo que quiera con su cabeza, a lfin y al cabo,es todo lo que tenemos. Cabezas pensantes. La mía ha estalladoy aquí lo cuento sin intención de que sea un texto informativo ni de autoayuda e intentando, con todas mis fuerzas, que haya másliteratura que morbo, más literatura que aquello que no sea literatura. O, sin rodeos: que mi depresión sea tan literaria como lo ha sido mi vida desde que empecé a leer. Fármaco, un libro para personas tristes con gran sentido del humor que alguna vezhan notado cómo el cerebro se les escapaba de las manos, está escrito hacia atrás. Rectifico: está escrito hacia delante y hacia atrás. Como cuando rebobinábamos en el pasado las películas. Rebobinar era alterar el mundo, las normas sagradas del buenvivir.»