«Domingo Villar definió su obra teatral como una comedia. El espacio, perfectamente detallado en una acotación ad hoc al principio de la pieza, nos permite concretar un poco más el género: comedia de salón, quizás, o incluso comedia burguesa. Pero la trama, basada en una intriga sobre la falta de inspiración del protagonista y su voluntad de desaparecer aprovechando un muerto muy oportuno, nos orientan a la comedia negra. Como sea, el ritmo rápido, el enredo más o menos complicado, y la intención de hacer reír mediante la comparecencia de gags e ingeniosas líneas de diálogo que hacen entrar y salir a los personajes de su tendencia al estereotipo convierten esta pieza de Villar en una obra tan interesante dramatúrgicamente como divertida para el público.
Eso es Síbaris: un refugio definido en la pieza como una tranquila playa de Grecia, esa que figura en los sueños de evasión de cada espectador que, como su protagonista, también necesita un lugar donde huir de la vida cotidiana que, absurdamente, avanza esquivando esa verdad que solo aportan los sueños y las artes». Del prólogo de Inma López Silva