Annemarie Schwarzenbach (Zúrich 1908-Sils, Engadina, 1942) vino al mundo en una familia muy conservadora de grandes empresarios suizos. Mantuvo durante toda su vida una relación atormentada con su madre, Renée Wille, hija de un comandante en jefe del ejército, que en muchos aspectos educó a Annemarie como si fuese un varón. En 1930 conoció a Erika y Klaus Mann, los hijos mayores de Thomas Mann, con los que entabló una amistad íntima y complicada. De 1931 a 1933 vivió en Berlín, donde comenzó a escribir relatos y novelas y a movilizarse contra el nazismo. Doctora en historia, arqueóloga y reportera, entre 1934 y 1941 emprendió innumerables viajes por Asia, África, Europa y Estados Unidos, la mayoría en automóvil con amigas fotógrafas o escritoras. Su agitada vida, marcada por la adicción a la morfina, los intentos de suicidio y la búsqueda desesperada de libertad acabó a los treinta y cuatro años tras un accidente de bicicleta. Muerte en Persia, el primero de sus libros traducido al castellano, y Todos los caminos están abiertos aparecieron en esta misma colección.