Viento del norte, galardonada con el Premio Nadal en 1950 situó a Elena Quiroga en primera línea de la narrativa española. En La Sagreira, un pazo al norte de Galicia, nace Marcela, hija de una madre que la abandona y un padre sin nombre. Álvaro de Castro, el amo, la acoge en la casa y encarga su cuidado a la vieja Ermitas. Marcela crece feliz cerca de la naturaleza, libre y salvaje, pero La Sagreira es un lugar hermético que no perdona la mancha de su procedencia: su único hogar es también un entorno hostil, cubierto de supersticiones, rechazos, habladurías y celos. Con el paso de los años, Álvaro se sentirá atraído por ella, y esta inclinación amorosa, como el fuerte viento del norte, hará tambalear los cimientos del pazo y su rígida jerarquía. Quiroga construye personajes de una gran profundidad, aquejados por un dolor que será transversal en su obra: el de la soledad y el silencio. A través de Marcela y Álvaro, sus protagonistas, y el conflicto entre ellos, la autora indaga en temas tan trascendentales como el sentido de la vida y la muerte, la identidad, el legado, el deseo y el amor por la tierra; todo ello desde un punto de vista intimista, que desgrana las emociones con una prosa pulida y honesta.
Con un lenguaje rico y depurado, Elena Quiroga construye una obra magistral en la que se sirve de los elementos clásicos del naturalismo para abordar los temas que serán clave en su obra: la intimidad, la soledad y el silencio. Viento del norte es una pieza imprescindible de la narrativa contemporánea.